Actualización profesional
Es muy importante que los profesionales pueda establecer sus conclusiones en base a información independiente y sólida, libre de sesgos comerciales, sin una cuña promocional que no hace otra cosa que limitar al profesional a información sobre los productos de una marca, muy lejos de un verdadero conocimiento de las modalidades terapéuticas en un sentido amplio.
Duración de la sesión
Sin dudas, uno de los errores más habituales al momento de confeccionar el protocolo de trabajo es establecer un tiempo de sesión estándar antes de realizar una evaluación del tejido y de determinar, en base a ella, qué medidas terapéuticas representarán la estructura del tratamiento.
Esto resulta muy cómodo para agendar los tratamientos dia a dia pero deriva irremediablemente en el mal uso de las tecnologias a aplicar, ya que la atención profesional está centrada en finalizar la sesión en base una duración preestablecida, no considerándose el correcto uso de los recursos que se aplicarán en dicha sesión.
Si lo que buscamos es obtener resultados visibles y duraderos, cada tecnología requiere de una técnica apropiada y específica, y cualquier modificación a esta regla básica incidirá negativamente en el resultado final.
Elección personalizada a cada tratamiento de las tecnologías a aplicar
Es muy habitual pensar que aplicar más es siempre mejor.
El Grupo NutriDermoVital por norma consideramos:
Hay demasiada información sesgada comercialmente (protocolos erróneamente impuestos), y muy poca argumentación para muchos de los protocolos y combinaciones que se sugieren en la actualidad.
Es necesario diferenciar un protocolo de trabajo de una «receta (truquito)» y evitar acortar camino, ya que ningún paciente es igual a otro y por ende cada cual tiene diferentes requerimientos en base a múltiples factores tales como las características de su piel, su cuadro patológico o su afección, su actividad laboral, la cantidad de horas al día en que se expone a la radiación solar, su experiencia anterior con ciertos equipos o terapias, etc.
Un buen protocolo es el que contempla la personalización del tratamiento en base a un criterio profesional sólido capaz de sacar el máximo provecho a las herramientas con las que se cuenta en el consultorio, y esto implica irremediablemente que con cada paciente se utilizarán sólo las tecnologías, ya sea combinados o no, permitan obtener resultados reales en base a su mecanismo de acción y a los cambios fisiológicos que se estimulan en el tejido.
Tiempo de aplicación de cada Tecnología
Resulta obvio decir que cada tecnología requiere de técnica y tiempo de aplicación específicos. No obstante, esta obviedad es uno de los principales puntos a corregir en el uso que habitualmente se hace de la aparatología.
Uno de los principales ejemplos en el uso de aparatología facial está representado por la electroporación, modalidad terapéutica que consiste en la generación de poros reversibles y transitorios (alteración estructural) en el tejido con el fin de permitir a los cosméticos de acción específica ganar en profundidad a través de dos vías principales: intercelular e intracelular. Ejemplo:
Para que esto suceda se requiere un tiempo mínimo de aplicación por cada zona del rostro (podemos dividir al rostro en 4, 6 u 8 zonas) a los fines de permitir que los activos empleados puedan efectivamente depositarse en la profundidad del tejido para brindar un mejor resultado.
Pero sorprendentemente, lo que habitualmente observamos es que se realiza una técnica inapropiada de principio a fin, en la que la velocidad a la que se desplaza el cabezal aplicador es excesiva y por si fuera poco no se considera un tiempo mínimo de permanencia en cada zona, cuestión absolutamente necesaria para garantizar el resultado de la electroporación, ya que como mencioné antes los poros originados por la acción de la corriente específica son temporales y reversibles.
¿Qué significa esto?
Muy simple: sólo se forman poros mientras el aplicador actúa en la zona, cerrándose (y por ende no permitiendo la penetración del activo) al cambiar la zona de trabajo.
Igualmente sucede con La radiofrecuencia, en sus múltiples modalidades, es otra de las tecnologias que sufre con frecuencia un pésimo uso por parte del profesional actuante, principalmente debido a un tiempo insuficiente de aplicación y al desconocimiento de los factores que determinan y condicionan la temperatura en el tejido, los cuales actúan en conjunto, potenciándose y solapándose de forma permanente durante la sesión.
Secuencia en la combinación de tecnologías (terapias)
Al combinar diferentes tecnologías en una misma sesión debemos tener en cuenta que en ocasiones el orden en el cual los aplicamos (cuál primero y cuál después) incide de manera importante en la respuesta del tejido y por ende en el resultado final.
*** Ejemplo: Si nuestra intención es promover un óptimo rendimiento de los principios activos específicos suministrados debemos aplicar modalidades terapéuticas caracterizada por una acentuada hipertermia (y por ende, vasodilatación) dérmica, lo que favorecerá la reabsorción de un porcentaje importante de los activos empleados, eliminándose la posibilidad de una larga permanencia de dichos activos a nivel local (en otras palabras, limitando el objetivo buscado al suministrarlos).
Si deseamos combinar con otras tecnologías, entre ambas, para permitir la acción compensatoria de los mecanismos termorreguladores (en este caso representados por vasoconstricción local) y optimizar así el rendimiento de la sesión, potenciándose de este modo ambas modalidades terapéuticas (tecnológicas).
Tiempo entre sesiones
Es muy importante conocer el tiempo entre sesiones será absolutamente variable en cada caso, por ende es un error importante en la planificación del tratamiento realizar los mismos procedimientos en todas las sesiones.
Como ejemplo práctico podemos mencionar a la radiofrecuencia resistiva, en la cual el tiempo entre sesiones sugerido es de 21 días aproximadamente y la cantidad de sesiones recomendadas por cada módulo es de unas 6 aplicaciones.
En este esquema, que durará unos 4 meses, debemos establecer con anticipación qué recursos terapéuticos aplicaremos en cada encuentro, considerando en este caso que la radiofrecuencia se utilizará cada 3 semanas, pero que contamos con otras opciones que pueden usarse perfectamente dos o incluso tres veces a la semana (tonificación facial con corriente rusa o microcorrientes, electroporación, iontoforesis facial), como así también hay recursos que requieren, como mínimo, de 7 a 10 días entre sesiones (microdermoabrasión, entre otros).
El análisis de estos factores nos permitirá establecer un protocolo correcto en base a la información que conocemos de antemano de cada uno de los elementos con los que contamos.
Falta de personalidad y responsabilidad profesional
Esto referente a la siguiente frase: «No hagas lo que tu paciente te pide que le hagas, haz lo que tu paciente realmente necesita».
Es muy importante también «saber cambiar el rumbo» de un tratamiento. No encasillarnos en un esquema previamente planificado cuando la evidencia nos demuestra que ése no es el esquema correcto.
«No todas las pieles reaccionan igual a los diferentes estímulos que aplicamos, y es fundamental hacer un seguimiento personalizado que nos permita cambiar el rumbo justo a tiempo», otorgándole a nuestro esquema de trabajo flexibilidad y versatilidad.
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