Los humectantes son ingredientes amantes del agua que aportan hidratación a la piel, pero que si se utilizan de forma incorrecta, pueden resultar contraproducentes. Los humectantes son capaces de atraer el agua del aire exterior cuando la humedad es alta, y debido a que se unen al agua, también pueden moverse en la capa superior y ayudar a mantenerla en su lugar.
Los humectantes son los que ayudan a que el agua penetre en los poros de la esponja y se mantenga allí, dando un aspecto más terso y jugoso. Son ideales si se tiene la piel seca ya que atraen el agua al ser sustancias higroscópicas, actuando por decirlo de alguna manera, como si fueran imanes, atrayendo la humedad del aire a la capa superior de la piel para mantener las células hidratadas, rellenas, más firmes y elásticas.
Entre los humectantes naturales más destacados figuran el ácido hialurónico, la glicerina, el aloe vera, el pantenol, la miel, el ácido láctico, el pepino, la avena y distintos azúcares como el sorbitol o el xilitol.
Los humectantes deben aplicarse sobre la tez húmeda, a diferencia de los antioxidantes. Después de la limpieza, hay que darse unos golpecitos en la cara con una toallita limpia hasta que esté húmeda y así aplicar el producto humectante. Si se percibe que la piel está demasiado seca tras la limpieza, se puede rociar un poco de bruma facial para rehumedecer la cara.
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